Descripción
Un hombre no tiene que ser perfecto para ser un hombre de Dios. Como escribe el Dr. Stanley, un hombre de Dios es un hombre que madura, que se esfuerza, y que tiene buenos conocimientos. El primer paso en la verdadera hombría es el renacimiento espiritual. En este clásico trata cuestiones como las siguientes:
¿Qué nos puede enseñar Jesús acerca de la hombría?
Un verdadero líder, ¿cómo puede permitir que Dios lo guíe?
¿Por qué es un hombre de Dios «como el terciopelo y como el acero»?
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