Toda mujer cristiana que ama a Cristo suele buscar cómo agradar a Dios con su vida. Nos enseñan que en la Palabra encontramos una guía para ser una mujer perfecta. 

Proverbios 31, nos dice qué es lo que hace la “mujer virtuosa” pero no cómo lo hace. Cuando se trata de ser esposa nos encontramos con muchas más citas bíblicas pero nuestra carne nos mueve a argumentar todas las justificaciones de por qué no podemos lograr ser como esas mujeres o por qué no podemos tener cada una de las actitudes que enseña Tito 2. 

Entonces podríamos mejor entender qué quiere decir Dios cuando nos llama: Ayuda Idónea.

Ese milagro que habla Debi puede ser inmediato, hoy mismo, pero no empezará por tu esposo, empezará por ti y en ti, en la medida en que se abra tu mente al entendimiento completo de lo que Dios diseñó con el primer matrimonio en el Edén. 

He escuchado tantos pretextos: “Son otros tiempos” “Mi esposo no es como Adán” “Mi esposo ni siquiera es creyente” “Tengo que trabajar, no solo puedo quedarme en casa a atender al esposo” “No tienes idea como es mi esposo” y la lista es extensa, pero coloco estos porque son los que yo dije y muchos más. Te comparto que al YO empezar a hacer cambios, mi esposo empezó a cambiar también, muy poco a poco porque tanto como él somos pecadores y necios, pero hoy definitivamente es un esposo distinto del que quería escapar y divorciarme. Por supuesto fue mi obediencia de hacer todo lo que dice el libro pero más fue mi oración incansable lo que movió a mi esposo a tener mejores actitudes, a reconocer su errores, a incluso pedir perdón. Aún no es perfecto porque yo tampoco lo soy, nos seguimos equivocando, pero ya no queremos salir corriendo en cada discusión.